El culto a los muertos, el culto a la muerte, la prolongación del aliento de los Chachapoyas se interna en el suntuoso panteón de blanco – rojizo, tinte granate; se pinta en la entrada, la fachada, alternando colores como queriendo marcar el espacio para postrar las pupilas desde la llanura, o desde el mismo desfiladero, de donde se alzan con paredes y techos, puertas y ventanas cobijando a la muerte o a la misma vida más allá, estrechos recorridos; por donde pies Sachapuyos se encaminaban esperanzados poniendo a otro de ellos entre abrigo y pertenencias; desde lo alto plagado en piedras o tierra que no desgaja, amarillenta, se conectan y sujetan tal cual casitas en el aire.

El Revash, te lleva hasta la cima hasta donde el viento sube tenue, sacudiendo las salpicadas plantas verdes que se agarran con todas sus manos al despeñadero, y saludando sutil tus mejillas mientras abres con holgura la mirada a los cerros alternados desde lejos, verdes, cortados por rocas grisáceas u onduladas carreteras que van uniendo pueblos en el valle.

..la prolongación del aliento de los Chachapoyas se interna en el suntuoso panteón de blanco – rojizo o tinte granate…