La plaza principal de Duraznopampa

Las calles discurren derechas, abren camino a la plaza principal, unas cuantas casas ataviadas de blanco le acompañan sin parar, le miran de frente y sin titubear, contemplan su verdor, el jardín, el aire fresco que despeja las mejillas y aparece por las rendijas de las ramas de los pinos altos, los de ñaupa, o los actuales, ¿quién sabe?; de cuando inició su proceso de centro pampino quizá, de lugar de encuentro, de romances ocultos poniendo de testigo a las bancas y la oscuridad quizá, de alguna mirada perdida y de otra por encontrar conquista; del centro de carnavales en febrero y de procesiones en octubre y fiesta patronal.

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La escuela le acompaña, no tan cerca, un tantito de espaldas, la Municipalidad como tantas, mira del otro lado. La iglesia es la dueña del espacio principal, ella sigue intacta con su señor de Milagros y su altar. Unas esquinas de la plaza hacen de punto de reunión de jóvenes que tienen al jolgorio como don mayor. La otras comunican, llevan traen, despiden y reciben; invitan el paso, alientan el ánimo, promueven las carcajadas, facilitan cercanías, alientan el recuerdo… en la plaza de Duraznopampa, allá donde los domingos los paisanos se confunden y al forastero le gusta visitar.

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El río y sus placeres

Después de emprender la salida desde Chachapoyas, el río te va llevando hasta la Mariscala ( Mariscal Castilla), por su paso lo pintoresco se desvela y las mutaciones constantes sumergen a tu corazón en uno y más recuerdos, evocas un amor del pasado, un chapuzón en sus aguas, un romance del pueblo..

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imaginativo percibes al niño de la esquina que te paralizaba con su mirada, o te distraes con algún extraño rostro que se embarcó en tu misma ruta, la ruta del valle del Uctubamba del río del mismo nombre, que serpentea glorioso, y apacible va abriendo camino hacia el imponente Kuelap, a Leymebamba y sus momias y al particular Mariscal Castilla y su Olán.

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Lindas chacras verdes

Se asoma la papa, maíz, frijoles y arvejas de verde esmeralda y glauco. Un caballo ensillaó viene de abajo, hasta la yunta y el gañan donde don Clemente, acashito’ un joven enamorao’ también viene subiendo con tendida sonrisa el indacente’, por la buena moza que adelanta paso por entre las congas vecinas de Ranulfo y doña Angelina.

Duraznopampa

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Las pircas

Cerca en Duraznopampa

Con gran ahínco, muestra su fuerza levantando la piedra y poniendo el barro para llenar dentro; sí, entre las piedras, o las compone solas; uno a uno va formando las hileras de cerca, que se congregan a las bordes de las chacras, dividiendo, separando, cuidando, protegiendo los sembrados, el brote de la vida; el campesino va hilvano, escoge de las piedras las que a su paso sean las adecuadas, con esmero va poniendo ojos al camino, forma la pared de reposo del quipe, el asiento placentero, juguete del pequeño, habitáculo de las frutas y plantas silvestres. Y al final del día contempla grato su bienhechora obra.

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