13 de noviembre de 2019
Sr. Mito Valledoro
Entrañable amigo de facebook
Donde quiera que te encuentres
Aquí es las 8 de la noche y hay una oscuridad eterna, profundamente asustante, la luz eléctrica se fue sin compasión, pero la gente camina, eso sí rápidamente, van de miedo, sobretodo las mujeres y los niños, y yo más, porque nunca he visto cosa semejante en una ciudad. En la entrada de la avenida Urdaneta me topo con Arelis Ribeño y me relata lo que aquí te voy a contar:
“Bueno Milagros usted sabe pue’ como está la ciudá… Esto ya no es lo mismo, de tiendas, restaurantes y otros negocios solo quedan algunos, los demás, solo tienen letreros envejecidos y maltrechos, están cerrados y abandonados, todos se fueron, o dígame usted de qué van a vivir pue´, aquí hasta las ardillas andan buscando un pan. Antes era otra cosa, había ufff! movimiento comercial, desde acá llevaban los colombianos productos, cosas, ellos eran los que cruzaban y muchos de ellos se quedaban, ahora todo es al revés.
Ah! Por cierto, aquí se recibe pesos, la mayoría de gente compra en pesos colombianos, y claro, en dólares también, puedes comprar en dólares en la panadería del portugués, en el restaurante de la española, en la farmacia Farmatodo ( ah!, aquí hay medicina, agua, mermeladas, shampoos, jabones y hasta panes) también puedes comprar con dólares en la tiendita de la esquina, mejor dicho básicamente en todo lado. Eso sí, si quieres pagar en bolívares puedes cambiar tus dólares o tus pesos en la callecita que está por los lados del mercado, este mercado que está cerca del terminal de buses; en algunas tiendas comerciales y así, pero el precio del dólar es como un yoyo, sube y baja, baja y sube.
¡Chica!, las avenidas están solas, los que transitan son buses viejos que pasan de vez en cuando, relajados transitan, saltando las luces de los semáforos, de los que funcionan pue’. En las otras calles donde antes se plantaban las guarimbas, y salían en pie de marcha con toda esa bulla y banderas y carteles que cargaban los jóvenes, y protestaban hasta que venía la guardia o el ejército y les callaba la boca o se los llevaba hasta el sol de hoy, esas calles, tienen filas de carros esperando para que les pongan gasolina por menos de un centavo de dólar porque aquí está restringido la gasolina, dicen que muchos agarraban esa gasolina que tanqueaban a su carro y se lo vendían a los colombianos en contrabando y se ganaban unos pesos, y fino pue´.
Esta es una ciudad fantasma si usted la compara con la vecina Cúcuta, sin embargo, el pan, los aliños, los granos, las carnes todavía se ven en el mercado, con decirle que hasta atún hay, pero todo o casi todo tiene precio de Cúcuta y ya no se puede comprar tanto, a veces solo alcanza para comprar lo que llamamos teticas, productos que solo ocupan un lado de la bolsa plástica una esquinita sabes!. Esa tética es la más barata y fácil de adquirir.
Bueno, pero aquí eso sí la diversión no ha desaparecido, a disminuido solamente, por ejemplo, la gente va al Chorro del Indio, lleva unas arepas, o alguna carne para asar y va con todo la familia en su carro y se baña un rato, echa broma y toma una polar, baila un rato con música llanera, gaita, vallenato, es una forma de olvidarse un poco de la situación país. Después otros como yo van a la discoteca, porque mis amigos los enchufados, sí, los que trabajan con el gobierno me invitan; aquí no hay mucha gente, pero hay, y a ritmo de electrónica y regetton se hace la noche. Y así vamos pasándolo.”
Cuidate mi niña, me dice y se va.
¡Me despido, hasta la próxima amigo del mundo virtual!