
El amor por la piedra, en Guatapé
Oculta dentro de la tupida arboleda estaba ella, el amor primero de don Luis Eduardo Villegas, La Piedra del Peñol y Guatapé. Cada mañana don Luis lo miraba y sonreía con dulzura y por las noches soñaba discretamente descubrirla. Un buen día de aquellos, cobijado de entusiasmo y contento, por fin logró explorarla, una ranura ancha a la mole le atravesaba, aprovechó don Luis, y fijó palo tras palo encajado a la hendidura, iba así avanzando los peldaños hasta contar un poco más de seiscientos …

Y ome’, una tarde de julio de 1954 posó sus pies la cima del monolito. Don Luis frenaba el ensueño de verse arriba reposado tocando el atardecer solicito y cercano, contemplada sus ojos. — en Guatapé.

Embarcaciones que divagan, parejas que se abrazan, amistades que convergen a los pies de la piedra y a orillas del pueblo de Guatapé, ( nombre del antiguo Cacique que comandaba esta su morada). — en Guatapé.

Se embute un poco de agua, espera al visitante y guía derecho por la calle principal, seguido por el sendero del atajo, por el puente, ahora nos topa con un poema… — en Guatapé.

Y de pronto ¡zaZZZ! Llegamos… — en Guatapé.

Nos seduce la calle del Recuerdo, con coloridos zócalos que detallan en estampas y colores, — en Guatapé.

más de noventa diferentes transitan en el rodapié. — en Guatapé.
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