Los Nomatsiguengas de Casancho
En Perú, en el departamento de Junín a escasas horas de Satipo, en San Ramón de Pangoa, tienen su hogar los Nomatsiguegas; pueblo indígena de la selva central de Perú. Y en Casancho está Máximo, mi amigo, quien entona una nota para mí.
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Dicen que por aquí las noches estrelladas están finamente tejiendo alguna historia de hogaño, de esas que Máximo Nomatsiguenga entona, y las finas cuerdas de su guitarra hablan así, melancólicas y dulces:
PARTIRO CARTA A TENINE
Onibateta otisipague,
otsirabatsateta ora kibatsi
arota okibeguinte
¡¡kositaigabaini!!!
Yaquetanakairo ora amomegoró
arsati ora opaniguiatsatóinguro
asi anchatosi sonori
UNA CARTA A NADIE
Que los cerros hablen y,
las quebradas se agrieten
para gritar mi canto
¡¡Nos están robando!!!
Se llevan nuestra sombra,
nuestros cantos y encantos,
de la selva virgen.
Por la rendija trasluce Lina, de cushma y sonrisa severa, junta pan de árbol y recibe con chocolate en mano. Al lado esta Anchatosi (la casa) hospedaje del forastero, fresco y placentero pa’ tumbarse a la bartola, acá es bueno.
De pies descalzos cruza a veces Rosa y María las hijas de Lina, de encanto dulzón y sabiduría nata. –El noni, la uña de gato, el ivenqui. cada quien tiene su labor y le pone fin a su hondo pesar — dicen.
¿Compuestos?, sí compuestos, de naranja, tomatillo, piña y maracuyá. Y si quieren chela, también allá está, próximos a las artesanías venidas de las manos de ellas. Son estas las simples alegrías tan poco frecuentes en la gente de hoy.
Desde la rendija vigilo y siento, profunda admiración por la originalidad de los pueblos y la riqueza en sus diferencias, en Los Nomatsiguengas de Casancho en la selva central de Perú